viernes, 30 de enero de 2015

El amor de Dios, el amor del Espíritu, es un amor embriagador. Una vez que lo hayas experimentado, te conducirá cada vez más profundamente a los dominios de lo eterno. Ese amor jamás será arrebatado de tu corazón, sino que arderá allí, y en ese fuego encontrarás el gran magnetismo del Espíritu que atrae a los demás hacia ti y atrae también cualquier cosa que verdaderamente necesites o desees. Paramahansa Yogananda .